Se
hacía de noche en Falkland, la hora donde baja el frio, el crepúsculo del sol
se está agotando, donde van terminando las faenas en cada comercio, las clases
del día ya concluyeron, comienza el regreso de los miembros de familia a sus
casas; resulta de los más apacible y acogedor ir caminando por las calle e ir recorriendo
cada espacio de este pueblo, viendo cada plaza con el respaldo de la iglesia y
su muy emblemática cruz, bendiciendo sus jardines, sus bellas casas, todo
tranquilo y en silencio, hasta parece no estar habitado, porque sus residentes,
en máxima señal de respeto por sus vecinos, emiten desde sus casas la mínima
sonoridad, y así siempre estar en un ambiente de paz colectiva.
En
su recorrido extenso de las calles, pero muy recreativo visual y anímicamente,
van comentando de su día, de su faena, de sus familias, quienes siempre se
acompañan Mr. Ludwing de la floristería con su compañero de cuadra, Mr. Eduard
de la tienda de té, ambos amigos desde que tienen sus comercios en la calle
-Que hermosa mantiene su casa Lady Josephine,
sus jardines siempre pulcros y muy bien podados, debe tener arduo trabajo
mantener impecable cada espacio de su fachada- comenta Ludwing
-Admiro su constancia Mr. Ludwing, todos los
fines de semana envía su ramo de flores al frente de esa casa para dar un
contraste significativo a tanta grama y pinos verdes podados del frente de la
casa- contesta Eduard
-Sólo respondo al pedido de su esposo Mr. Oliver
cuando él comenzó a enfermar, fue a la tienda y me dijo “Por favor Mr. Ludwing,
agradeceré siempre que mantenga el envío de flores todos los fines de semana a
mi esposa luego que yo muera, a ella le encanta ver y oler las flores en la
casa, le estará llegando un cheque que cubrirá los gastos de flores, arreglos y
envío, yo dejare eso encargado con mis empleados”. Ese pago se cumple mes a mes
– comentó Ludwing
Continuaron caminando juntos hasta que cada uno
arribaron a sus casas, pero en Eduard quedó un dejo de extrañeza ese comentario
final de la caminata, él tenia tiempo que no veía a una de sus predilectos
clientes en la tienda de té, Lady Josephine, pero sabía que su hijo se había
mudado a Tokio hace unos años, y ellos acostumbraban a visitarlo en vacaciones.
Eduard llega a su casa, y luego de saludar a
sus pequeños hijos, le da un abrazo a su esposa y pasa a saludar a su suegra Dorothy
que acostumbraba estar sentada en el sillón de tela roja con su frazada de lana
de cuadros en las piernas, y le comenta a su esposa Bethany
-Amor, sabes que venía conversando con Ludwing
y verdad me alegra mucho que el mantenga intacto el pedido que le hizo el
esposo de Lady Josephine, enviarle flores todos los fines de semana, ese señor
debió estar muy enamorado de ella, adorarla desde el más allá fue su pedido
antes de morir-
Su suegra escucha el comentario, voltea la
mirada hacia arriba y comienza a rezar en voz baja, interrumpiendo la escena,
pero Eduard conoce bien a su suegra y sabe que también le gusta llamar la atención,
la ve de soslayo y hace que no vio su reacción, pero denotó preocupación
legitima
Luego de cenar, llevaron sus niños a acostarse,
se fueron a la habitación, y desde su cuarto tienen vista directa con la casa
de Lady Josephine, percatándose que tiene la luz de su habitación encendida.
-Amor ¿has visto a Lady Josephine hoy? Veo que tiene la luz de su habitación encendida, creo que ya regresó de su viaje- comenta Eduard –
-Eduard, tenemos tiempo que vemos esa casa
sola, no entra ni sale nadie, pero todas las noches vemos que se enciende la
luz en esa habitación. El otro día vimos al cartero dejando correspondencia, y
estuvo un rato sonando el timbre, nunca nadie salió
-Será que ella está en casa y está enferma,
pero hubiese venido de visita el hijo, él siempre ha estado pendiente a pesar
de estar tan lejos, siempre viene- complementa Eduard
En eso su suegra Dorothy toca la puerta de la
habitación del matrimonio, y les comenta
-Disculpen la molestia, pero escucho sus
preocupaciones, también yo estoy preocupada. Durante varias noches yo no he podido conciliar el sueño y en
ocasiones me quedo mirando por la ventana de la sala en la madrugada, he visto
que hay sombras detrás de las cortinas, caminan, pasean con un candelabro,
apagan la luz, la vuelven a encender. Conozco a Lady Josephine desde que
estudiamos juntas, éramos muy amigas, en muchas ocasiones conversamos en las
tardes luego que murió su esposo, pero yo tengo tiempo que no la he visto, he
pasado por la casa y he tocado en varias ocasiones y no atiende nadie-
Eduard y su esposa se miran entre ellos y quedan
cavilando acerca de lo que acaban de escuchar, no quisieron emitir ninguna
opinión al respecto
-Amor, mañana hablaré con mi empleada, su mamá
trabajo como enfermera del esposo de Lady Josephine cuando estuvo enfermo,
seguro sabe algo de ellos en esa casa- comenta Eduard
Pasaron los días, y Falkland seguía siendo el
pueblo apacible de siempre, siguen sus pobladores en sus rutinas diarias, pero
las historias detrás de las rutinas vienen de personajes de los que no se
imaginan
-Mr. Ludwing, tenga buenos días, ¿cómo está
hoy? – pregunta Eduard
-Buenos días Mr. Eduard, voy tarde a la entrega
para el arreglo de flores de Lady Josephine, yo siempre lo entrego temprano a
las 7:00 a.m. luego de abrir la floristería. Mi hijo lo va a llevar en su
bicicleta- concluye Ludwing-
Eduard escucha y se abstiene de comentar acerca
de lo que ocurre en las madrugadas en esa casa
Llevan el arreglo de flores a casa de Lady Josephine,
su hijo toca el timbre, saliendo de la puerta un hombre alto, lentes de pasta
negra, su pelo canoso peinado de lado, un traje marrón oscuro, un sombrero de
copa de tela escocesa gris, esbozando una sonrisa complaciente y generosa
-Buenos días Señor, aquí está el arreglo de
flores que le envía mi papá. Mi papá manda a preguntar si están contento con el
servicio de jardinería, en caso contrario él los puede ayudar con la poda de
los pinos y el mantenimiento de la grama- dice el hijo de Ludwing
El señor le da tres palmadas en la espalda al
niño, sin emitir palabra, pero manteniendo su sonrisa generosa, le toca la
cabeza con gesto de bendición paternal, lo hace girar para que se monte de
nuevo en su bicicleta. El niño se va de la casa con una sonrisa infantil, y ya
de vuelta a la floristería se detiene en la tienda del té para llevarle a su
papá su bebida aromática de la mañana
-Hola chico, ¿Cómo te fue en la entrega del
arreglo floral? - le pregunta Eduard
-Bien, la entrega fue rápida, me recibió el
arreglo un señor alto de lentes de pasta negra, pelo canoso peinado de lado, un
traje marrón oscuro, un sombrero de copa gris, con una sonrisa generosa, lo colocó
en la entrada de la casa y me animó a regresar rápido, no llegó a decirme nada
¿usted lo conoce? - preguntó el jovencito
Eduard escucha la respuesta del hijo de
Ludwing, con la descripción detallada de la persona, y se le erizó la piel,
inmediatamente llamó a su esposa que se encontraban en casa y le preguntó, sin
advertirle nada
-Bethany, ¿llegaste a ver a alguien en la casa
de Lady Josephine?, hace un rato estuvo el hijo de Ludwing entregando el
arreglo de flores y se lo recibieron en la puerta, por favor ve hasta la casa y
saluda a Lady Josephine, dile que voy a enviarle el té que a ella le gusta
acompañado de la torta de almendras que siempre pide-
La esposa de Eduard fue inmediatamente hasta la
casa, y cuando fue a tocar la puerta, con el segundo golpe se abrió la puerta
lentamente
-Permiso, buenos días ¿Cómo esta Lady
Josephine? Es la hija de Dorothy ¿se acuerda de mí? -
Nadie le responde, e insiste en volver a
preguntar, esta vez dando unos pasos dentro de la casa; en ese momento ve el florero
con agua y el arreglo floral muy fresco en la mesa de la entrada a la casa, con
gotas de rocío de agua, como recién hidratado, circunda el exquisito aroma del
nardo y el eucalipto; da unos pasos adelante y logra introducirse en la sala,
ve la casa oscura con aquel peculiar olor de encierro, cortinas abajo, muebles
tapados con sábanas blancas, y de pronto siente una tenue brisa que la hace
detenerse un instante , procura ver si hay alguna ventana abierta, o alguien
abrió una puerta, vuelve a preguntar por Lady Josephine, no logra escuchar ni visualizar
nada. Avanza dentro de la casa buscando algún reflejo de luz interna, de las
visibles desde las ventanas externas, y toda su búsqueda ha resultado vacua.
Vuelve a insistir en buscar alguna respuesta, y a Bethany se le eriza piel,
respira profusa cerrando los ojos, se hace la señal de la cruz y regresa rápidamente
a su casa, sin haber tenido respuesta alguna de nadie dentro de la casa.
-Hola mamá, ¿tomaste tu té? Te veo un semblante
alegre ¿recibiste alguna llamada de alguien? - pregunta Bethany de manera
curiosa
-Qué alegría Bethany, Lady Josephine me dejó un
trozo de apple crumble recién horneado, ella sabe que a mí me encanta, tocó la
puerta y mientras yo me paraba del sillón y me colocaba la frazada para salir,
ella lo dejó en la jardinera afuera, solo la vi cuando estaba entrando de nuevo
a su casa, ¿la lograste ver? Acaba de irse, yo estaba muy preocupada porque
tenía tiempo sin verla-
Cunde el silencio en Bethany, y le dice a la
mamá que tiene que ir para la tienda del te a acompañar a Eduard
-Eduard, necesitamos hablar urgente, necesito
entender algunas cosas-
En eso llega Mr. Ludwing a la tienda del té, con
cara de preocupación, pero fingiendo animosidad
-Amigos, vengo por mi té, acabo de terminar
varios pedidos y realmente necesito desestresarme; que bueno verte Lady Bethany,
siempre es bueno darle ánimo a Mr. Eduard aquí en la tienda- dice Ludwing
A lo lejos viene caminando desde la iglesia el
padre Michael, con gestos de pena, y llega a la tienda del té
- ¿Cómo están amigos? Lady Bethany, mis respetos,
¿cómo está Lady Dorothy? Por favor Mr. Eduard, si podría servirnos té a todos,
debo transmitirles una noticia que no va a ser del agrado de ustedes, vecinos
de su comunidad
-Caramba padre, ya la introducción no suena
agradable, pero permítame primero servirles té, por favor, tomen asiento, ya
vengo a acompañarlos- dice Eduard
-Padre, estaba pensando en ir a su iglesia,
tenemos unos temas algo delicados de conversar, pero aprovechamos esta reunión,
porque estoy segura que Mr. Ludwing estará también interesado en escuchar- dice
Bethany con aires de preocupación
Luego que Eduard sirve el té para todos acompañado
de unas ricas galleticas, comienza las noticias
-Estimados amigos de tantos años, y fieles
feligreses de la parroquia donde llevo el servicio, debo informarles que anoche
llegó una comunicación del hijo de Mr. Oliver desde Tokio, donde quería que le
informara a la comunidad de la iglesia, y sobre todo a sus vecinos del fallecimiento
de Lady Josephine, gracias a Dios estaba junto a su hijo, en un hospital de esa
capital. La comunicación indica que quiere que la parroquia junto a sus vecinos
cercanos celebre una misa alrededor de su casa ya que en sus últimos días solo
extrañaba su hogar junto a Mr. Oliver, sus vivencias, ver crecer su hijo entre
sus pasillos, el cariño que su esposo le dedicaba para mantener su jardín, y el
amor manifestado en los ramos de flores que siempre llegaban cada fin de
semana, agradeciendo su compromiso de Mr. Ludwing de mantener los envíos, y el
celo de sus amigos para siempre estar pendiente de su casa y los alrededores.
El hijo estará viniendo a Falkland dentro de unos días luego de resolver algunas
diligencias funerales en aquel país
En ese momento no se escuchó absolutamente nada
en el ambiente, nadie quiso emitir alguna pregunta o complemento a la novedad
acabada de recibir, solo se animaron a efectuar las coordinaciones necesarias para
celebrar la misa a la brevedad posible
-Padre Michael, ¿podríamos hacer esa misa esta
misma tarde? Me gustaría que mi madre asistiera y se enterara en la misa del
fallecimiento de Lady Josephine, ellas eran muy amigas- pregunto Bethany
-Es un poco cuesta arriba, pero ya dejé oficios
en la iglesia para comunicar a la comunidad desde hoy mismo, pero disculpe Lady
Bethany, la noto muy angustiada ¿pasa algo con su madre? - pregunta el padre
Michael con cierta preocupación
Bethany mira al padre a la cara, voltea la
mirada hacia Eduard, y ve a Ludwing con angustia
-Padre Michael, esta mañana mi madre estuvo muy
contenta porque Lady Josephine le dejó apple crumble en la casa, luego la vio
cuando se regresó caminando, y yo estuve en esa casa, estaba abierta, entré, revisé
y no había nadie- precisó Bethany
Cuando voltean a ver a Ludwing, tenía los ojos
llorosos y la piel erizada
-Mi hijo estuvo esta mañana entregando el arreglo
floral, y según la descripción de la persona que lo recibió, percibí la imagen
de Mr. Oliver, no quise comentarle nada porque él llego muy afable y tranquilo,
con cara angelical como cuando recibes la bendición en la iglesia, luego de
venir de la entrega-
-Justo es lo que venía a contarte Ludwing,
cuando tu hijo vino a buscar el té para llevártelo a la floristería, la
descripción de la persona, sus lentes, su pelo y la generosa sonrisa, describía
a detalles los gestos y comportamiento de Mr. Oliver, yo me quedé helado al
escuchar a tu hijo – comentó Eduard
-Pues, apuremos la misa, aquí están pasando
cosas que requieren de bendiciones celestiales y paz terrenal, por el bien de
la comunidad- precisó el padre Michael
Cada quien terminó su jornada laboral en la
tarde y se retiraron hacia sus hogares para celebrar la misa que ya había
coordinado la iglesia. Esa tarde el ambiente lucía diferente, había
preocupaciones en sus mentes, Bethany tenía a su mamá en la mente en cada paso
que daba para aproximarse a su casa. Cuando llegan y abren la puerta
-Mamá ¿Dónde estás? Te toca tus medicamentos,
ven para que te los tomes con té que trajo Eduard- le llamó Bethany
Buscaron en la casa, entraron a su cuarto y
encontraron a Lady Dorothy acostada en su cama con los ojos cerrados y un gesto
de tranquilidad en su cara, una nota en la mesa de noche decía:
“Hija, estoy con mi amiga Lady Josephine en su
casa, vino a buscarme para tomar té y apagar las luces”
Autor: Elio E.
Capitillo R.
Feb 2024
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