-Si no bajo ahorita el taxi se va a ir, lleva 15 minutos esperándome- angustiada pensó Mary mientras terminaba de meter las cremas y el bronceador, ya tenía la maleta lista pero siempre pensaba que le faltaba algo – A uno le gusta viajar, pero siempre es el mismo stress, estoy yendo al aeropuerto con 4 horas de antelación y hasta que no esté frente a la aerolínea no voy a estar tranquila-
-Tía, ¿para dónde vas tan apresurada?
– preguntó la sobrina
- Gordita, me voy de viaje, voy a
pasar unos días en Playa del Carmen – dijo su tía Mary
- ¿Eso es en La Guaira?, yo fuí el
otro día con mi papá para La Guaira y comimos unas empanaditas en la orilla de
la playa, …más buenas!!!!- dice la
sobrina
- No Gordita, eso queda en México,
voy a estar una semana, voy a celebrar mis 25 años de graduada de odontólogo – dice
Mary
- Waaaooo tía, que bueno!!!, yo
quiero ir contigo, ¿me llevas? -
- Qué más quisiera yo, pero no tengo
real, solo para ir yo solita, apenas – afirma Mary
- Si eso escuché yo que comentó mi
papá que no tenías dinero para estos días, ¿cómo estás haciendo tía Mary? –
La tía Mary siempre era muy
ahorrativa, hacia magia para administrar sus ingresos por consultas
odontológicas, y guardaba siempre para los imprevistos, las emergencias. Ella,
como buena organizadora de sus gastos procuraba tener anotado todo lo que
entraba en dinero, y todo lo que gastaba, pero también tenía sus secretos que
sólo le contaba a una sola persona, su muy querida sobrina Anita, ellas se
llevaban muy bien desde que Anita estaba pequeña, y luego que Anita comenzó a
estudiar medicina, se unieron aún más, se contaban sus cosas y también se
guardaban cosas que sólo ellas sabían y se entendían. Pero como todo en la vida
los secretos nunca llegan solos hasta la tumba, siempre se filtran, de manera
accidental, por interpretación singular atando cabos, o por ecos silenciosos
que retumban las paredes, y no hay secretos sellados cuando se sueltan al aire.
Una vez estaba la tía hablando en
casa de Anita, en el patio trasero cerca del apamate que celosamente cuidaba al
regarle agua todas las tardes, estaba sentada bajo el árbol y al frente estaba
la ventana del cuarto, donde estaba Shantal jugando con su mameluco, en el
cuarto con el abanico prendido, ella se medio asoma por la ventana y ve a su tía
Mary y a su prima Anita hablando sentadas en unas banquetas, luego piensa – ya
voy a salir a estar con ellas, pero es que hace mucho calor y sol allá afuera-,
sigue jugando y al rato recuerda que quiere estar con ellas un rato, y se
vuelve a asomar por la ventana, y en ese justo momento ve que la tía Mary le
está entregando un saquito de tela blanca con una cinta roja, y cuando Anita
extiende la mano escucha que la tía le dice – Anita, guárdame eso en tu cuarto
en la cajita donde tu dices que tienes el resto, ahí hay 10 más, solo me falta
faltan 5 para poder viajar- Cuando Shantal afina la vista, ve que están
saliendo del saquito unos dientecitos blancos pequeñitos.
Shantal se quedó sin entender lo que estaba
viendo y siguió jugando con Samy, pero se quedó con las ganas de salir a estar
con Anita afuera aprovechando que todavía había claridad del Sol en el
atardecer menguante y la fresca brisa de la tarde, luego le comenta a Samy
– Hey, vamos a salir que quiero ver
que mi Tía Mary le está entregando una bolsita de tela a Anita con unos dientes-,
Samy se quedó pensativa, pero no alcanzó a decirle nada. Salen de la casa por
la puerta trasera, y escuchan fugazmente a Tía Mary - …le dices que esos son
los ratoncitos -, y Samy se paralizó al escuchar eso, con los ojos bien
abiertos, detuvo el paso en el instante y le gritó a Shantal
–Ven, …hey Shantal ven, rápido, que
se me quedó la muñeca –
Semanas después estaban Shantal y
Samy yendo a casa de Anita, y se enteraron que ella estaba viajando para
Caracas a llevarle una encomienda a la Tía Mary, y escucharon que la mamá le
decía
– Ajá, y porque no se lo mandas por
una encomienda nacional, va a ser más rápido, eso lo pones hoy y mañana en la
tarde se lo están entregando en sus manos –
- No Mamá, esto tengo que
entregárselo directo a mi Tía Mary, es algo muy delicado, y ella lo necesita
pronto, sino no puede viajar –, le dijo Anita.
En eso Anita se le ocurrió invitar a
Shantal y a Samy para el viaje para que la acompañara y aprovechar a pasear y
conocer la ciudad, y se las llevó a Caracas, se fueron contentas, pero Samy iba
cavilando en el camino, pensando que era lo delicado que tenía que entregarle
en el saquito; por su parte Shantal no se le quitaba la imagen de los dientes
pequeñitos que habían visto.
Llegaron a Caracas y se fueron
directo al Consultorio de la tía Mary, estando muy contentas por el encuentro
de las cuatros, les dice la Tía
- Hey, deben estar muertas de hambre
por el viaje, vamos a comer-
Mientras se preparaban para salir del
consultorio Anita le entrega el saquito de tela blanca con el lacito rojo, con
cierta reserva en un halo de secretismo, intacto como fue entregado, y Anita le
comenta
– Aquí tienes lo que te faltaba, ¿ya
estás listas? –
y la Tía Mary le guiña el ojo y le dice – Ahora
vemos y te cuento –
Fueron a un almuerzo maravilloso,
comieron unas ricas hamburguesas, bebieron los smoothies que eran una delicia,
y al final se comieron la torta de chocolate y oreo con helado que a las niñas
les gustaba tanto; luego se fueron al parque mientras que Anita y la Tía Mary
se tomaban un café, fue una tarde espectacular, pero llegaba el momento de subir
al consultorio para buscar los bolsos e ir para la casa.
Estando en el consultorio, la Tía le dice a Samy y Shantal
– Vamos a aprovechar y le revisamos
la dentadura, quizás le hacemos una limpieza rapidito y ya – Anita que venía
cansada y tenía muchas ganas de llegar y acostarse, le dice
– Todavía mañana vamos a estar aquí,
nos vamos el fin de semana, no hay apuro –
Conversaron un rato más y logró
persuadirlas de hacer la revisión esa misma tarde, por lo que Anita se sintió
emocionada de fungir de asistente dental a la Tía en la revisión y el
instrumental odontológico. Pasó la Shantal, le revisaron sus dientecitos y se
percataron que tenían un diente de leche flojo, por lo que procedieron a
extraerlo sin mayor contratiempo ni mucho menos dolor. Luego pasó Samy, se le
hizo similar procedimiento con otro dientecito flojo, y al observar tan buen
comportamiento, la tía Mary muy contenta les dice
– Las felicito a las dos, las voy a
llevar al cine esta misma tarde, La Tía Mary está muy contenta, espérenme en la
Sala de Espera que vamos a recoger y limpiar –
Las chicas muy obedientes y
emocionadas por la promesa de la Tía se van a la sala de espera. Anita se queda
recogiendo la bandeja de instrumental en la silla y se topa con los dos dientes
de leche que obtuvieron en el procedimiento de extracción, y le pregunta
– Tía Mary, ¿qué hacemos con esto? -, a
lo que la Tía se apresura a tomarlos uno por uno, y le dice emocionada,
contando cada diente
– 24 y 25, esta noche pongo los 25 dientecitos en cada saquito, los pongo debajo de la almohada, y mañana los ratoncitos Pérez me traen el dinero: ¡¡¡¡Me voy para México!!!!
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